Museo Dolores Olmedo (Parte 2)


En la primera parte de esta reseña comenté la historia del edificio que alberga el museo, un poco de la vida de Doña Lola y la importancia de las colecciones que se lucían en sus habitaciones privadas. Así que, retornemos a lo que sigue en exhibición actualmente…
"A ejemplo de mi madre, la profesora María Patiño Suárez viuda de Olmedo, quien siempre me dijo: 'Todo lo que tengas compártelo con tus semejantes', dejo ésta casa con todas mis colecciones de arte, producto del trabajo de toda mi vida, para el disfrute del pueblo de México" - Dolores Olmedo Patiño

Colecciones permanentes
Una vez que caminamos desde la entrada principal por la calzada, llegamos a una pequeña capilla perteneciente al complejo de la antigua hacienda. Arquitectónicamente se conserva en excelente estado, aunque la decoración interior ha sido removida en su totalidad para la exposición de la colección permanente. Luce unos contrafuertes toscos y gruesos, a la usanza de aquellas épocas en que fue construida. A la derecha se encuentran las habitaciones privadas mencionadas en la entrada anterior y el jardín de los xolos. Antes de entrar a las salas de exhibición, leemos en un mosaico de talavera la declaración patrimonial del legado de Lola al pueblo de México, acompañado de una magnolia, su flor favorita, en una pequeña pila de piedra con agua.



Las primeras salas de exhibición están destinadas a la obra del muralista de Guanajuato, en donde podemos apreciar de forma cronológica sus dotes artísticas e influencias a lo largo de su vida. Cabe aclarar que no soy fan de toda la obra de Rivera, pero sí reconozco que era un pintor de monumental talento, tal vez un poco desperdiciado en sus etapas nacionalistas en medio de su carrera; por otro lado, su primera y última fases fueron de enorme genio, gustándome mucho su influencia de la escuela impresionista y sus trabajos cubistas. Era una persona muy letrada en historia del arte, ya que fue becado y se paseó por múltiples partes de Europa y Rusia, sin nunca olvidar sus raíces y herencia mexicana. Es una lástima que el trabajo de Frida Kahlo sea muchísimo más reconocido en todo el mundo que el del mismo Diego que, por cierto, es enorme en cantidad y calidad.


Casi todas las obras que hay en éstas salas son de enorme belleza, técnica y aptitud, sobresaliendo en mi gusto algunas como El picador, Danza al sol, La hamaca y la serie de niños rusos que pintó durante su estancia en Rusia por su tratamiento contra el cáncer. Mis favoritas son el óleo El joven de la estilográfica en el más puro estilo cubista; la serie de veinte atardeceres en Acapulco que hizo al final de su vida (los restantes están en colecciones privadas y uno en el Museo Soumaya de Plaza Carso), también en óleo; y la maestría de su acuarela en La familia. Cabe mencionar que hay varios nichos y repisas sobre las que descansan piezas de arte prehispánico: destacan esculturas de dioses varios, la colección de perros xoloitzcuintles en barro y muy especialmente una auténtica estela maya traída del sureste mexicano. La cocina de la hacienda se encuentra aún conservada con parte de su decoración original del siglo XIX, destacando sus hornillas en talavera y viguetas de madera, mientras que en los anaqueles podemos ver una vajilla conmemorativa de los cien años de la independencia, que se mandó a hacer para las familias pudientes durante el porfiriato. También se encuentran las cuberterías en plata, una ex profeso para Dolores Olmedo con sus iniciales y la que fue propiedad nada más y nada menos que del emperador Maximiliano de Habsburgo.




Saliendo al patio central se ingresa a las últimas dos salas que originalmente están dedicadas a la obra de Frida Kahlo, de la cual soy un rotundo detractor. Sí, su vida fue un completo drama digno de telenovela y hay mucho que admirar en ella como persona; pero si a Diego bien lo juzgué como artista - ya que como persona era un tanto despreciable - con ella me sucede al revés, porque su obra es, para mí, de lo peor que nuestro país puede ofrecer al mundo de la plástica. Posteriormente ampliaré mis impresiones sobre el fenómeno Frida Kahlo. A pesar de que su colección no estaba en el momento que visité el museo (está en Milán, Italia) la conozco de visitas anteriores y no hay mucho que apreciar, a menos que uno sea fan de ésta señora. Sin embargo, hay dos cuadros que merecen mi atención más por su temática que por su técnica: Retrato de Doña Rosita Morillo y Autorretrato con changuito.


En una de estas últimas salas se encuentra expuesto el trabajo de Pablo O'Higgins, artista estadounidense que radicó en México por invitación de Rivera. Su trabajo es también digno de admiración y en este espacio se exhiben sólo sus litografías. La mayoría son de excelente calidad y plasman la vida diaria en el México rural, de clases bajas y con un maguey de por medio en muchas de ellas, planta que era de una total admiración por parte del artista.



Saliendo de ésta última sala se pasa a un espacio abierto, donde se encuentran las mesas al aire libre de la cafetería y un escenario para los eventos que se hacen en fines de semana y festividades importantes. Frente al casco de la hacienda hay más jardines y unos talleres donde hay actividades ocasionales de plástica. A lado de la cafetería se encuentra una especie de salón de baile, que en épocas de pascua alberga el Altar de Dolores a la par de la festividad cristiana. También tiene en su interior la colección de arte popular, en la cual encontramos piezas de talavera, barro negro, barro cocido, vidrio soplado, cartonería artesanal, textiles y mascarones, cada tipo de artesanía representando a distintos estados de la república.

Otros aspectos de importancia
El museo cuenta con otras colecciones, como la que se encontraba ingresando por las habitaciones de Lola, la de Angelina Beloff, primera esposa de Diego Rivera que tenía muchos trabajos en tinta y carbón; tampoco sé que es de ella en la actualidad. Otra de sus colecciones es la de esculturas de santos estofados de los siglos XVI al XIX que se expone de vez en cuando en alguna de las salas de exposiciones temporales. En éstas últimas también se lleva a cabo la ya tradicional Ofrenda de día de muertos, en la cual se representan distintas escenas en torno a una temática cambiante cada año, a través de calaveras y demás personajes del folklor mexicano hechos de cartonería artesanal, toda una experiencia. La última vez en 2017, la ofrenda se realizó en el área de las habitaciones privadas. Es también recomendable visitar el museo durante el Carnaval de tradiciones que se lleva a cabo en Semana Santa, donde van artesanos a vender sus productos, desde miel hasta joyería y talabartería. La tienda de souvenirs es variada, aunque con precios elevados. Se pueden encontrar libros referentes al museo y sus exposiciones, objetos relacionados en su mayoría a Frida, textiles, artesanías y demás curiosidades.



La iluminación, conservación y decoración de las salas son perfectas y dejan apreciar muy bien las obras, la curaduría es de un excelente nivel. Se agradece de igual manera que hayan eliminado o limitado los láseres de alerta que había para no acercarse demasiado a las obras; eran molestos y no dejaban disfrutar del todo la visita. Por otro lado, se puede decir que las salas de exposición permanente no tienen muchas facilidades para personas con discapacidades, aunque a su vez es entendible dada la importancia arquitectónica del inmueble; vamos, que no se pueden andar metiendo rampas por todos lados, pero aun así los exteriores son muy accesibles y si dichas personas van acompañadas de alguien, puede ser más fácil. Algunas piezas prehispánicas no tienen información y no veo el caso que las expongan si uno no sabe que es lo que está viendo.



Con todo y estos pequeños detalles, no deja de ser uno de mis museos predilectos en toda la ciudad, y vaya que he visitado muchos. Dense la oportunidad de dar una vuelta por él, aunque sea una vez en su vida y les aseguro que no se arrepentirán. Ya saben, los martes es gratis.

Página oficial
Estacionamiento: No, aunque se puede dejar en la calle aledaña sin problema alguno. En fines de semana y días de alta afluencia, hay personal que cuida los autos a un bajo costo.
Tiempo de recorrido promedio: 2 ½ hrs.

Puntaje general: 8.9
* Ubicación: 8
* Instalaciones: 10
* Costo: 9
* Ambiente: 10
* Acceso a personas con discapacidad: 8
* Exposición permanente: 9
* Exposiciones temporales: 8
* Curaduría: 9

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