Siempre he sido una persona que
quiere aprender de casi todo en éste mundo, y las cuestiones culinarias no son
la excepción. Entre mis varias pasiones, la cocina ocupa un lugar especial y
tengo el interés de probar (así sean insectos o vísceras) y encontrar aquellos
olores, sabores y texturas que sean más agradables a mi paladar. Mis allegados
saben que me gusta cocinar e incluso me hubiera gustado dedicarme
profesionalmente a la gastronomía. Es una pena que esta carrera sea de alto
costo en mi país (Ambrosía o CESSA) y en especial, que haya muy malas escuelas
que la enseñen con resultados mediocres o muy malos. Pero volviendo al punto,
tuve la fortuna de encontrar a una chica que tuviera casi los mismos gustos que
yo en lo que a comer se refiere. Es por eso que hemos estado haciendo, paulatinamente,
un tour por las diferentes cocinas del mundo y por los restaurantes – también
puestos de comida callejera - de la ciudad que más nos llaman la atención.
La gastronomía de la India es una
de las mejores del mundo a mi parecer. Ofrecen una gama amplísima de sabores,
me atrevería a decir que insuperable; hacen maravillas con la comida vegana
(ahora que está de moda entre los hipsters) y también tienen platillos con
sus respectivas proteínas animales (obviamente la res queda descartada, so
pelmazos). No soy experto en el tema, pero sí puedo decirles que más del 75% de
las especias que se usan en las diferentes cocinas mundiales en la actualidad,
provienen del sureste asiático y en específico de India (gracias, Ruta de la
seda). Específicamente, en México las tenemos por influencia de nuestros
antepasados españoles, dado su mestizaje con las culturas de medio oriente;
pero también por la famosa “Nao de China” o mejor llamado “Galeón de Manila”,
una ruta de varios barcos que, siguiendo las corrientes marítimas del Índico y
Pacífico, pasaban por India, Tailandia, Indonesia, China, etc. y atracaban en
Acapulco, trayendo consigo decenas de especias que aportaron mucho a la dieta
mexicana, como la canela, clavo, azafrán, jengibre, entre muchas otras.
Y precisamente en Mayo de 2016,
para festejar el cumpleaños de mi amada Gigi, busqué comida hindú (siguiendo
las opiniones de ésta página web, la he utilizado varias veces y la recomiendo
ampliamente) y me decidí por un restaurante ubicado en Polanco llamado Dawat. Según el sitio web del
restaurante, el nombre significa algo así como “invitación a la celebración”, y
este lugar tiene la fortuna de contar con la “bendición” del embajador de la
India en México, quien supuestamente es un cliente frecuente del restaurante.
Debo decir que no quedé decepcionado en lo absoluto, si bien hay algunos puntos
por mejorar como en casi todo local culinario.
Quiero resaltar que, por estar ubicado en Polanco, muchos pensaríamos que el cheque promedio por persona será carísimo, pero no es así. A pesar de estar ubicado en una de las zonas de más alto pedorraje de la ciudad, los precios me parecieron cómodos, aunque los que llevan tiempo yendo mencionan que los han subido considerablemente. La relación calidad-precio es buena, tomando en cuenta que no es el mayor lujo en la decoración o arquitectura del lugar, pero para nada es feo o falto de encanto. Lo único que se echa de menos es música hindú de fondo para ambientar. Otro punto a considerar es que, si no les gusta la comida especiada, este restaurante y otros de su tipo no son para ustedes, ya que como mencioné arriba, la base de la cocina hindú son las especias y hasta los postres van condimentados, como podrán leer más adelante.
Pasando a los platillos, los
sabores son suculentos y envolventes en boca. De los que probamos, en general
iban de bueno a muy bueno. Como entrada pedimos unas Samosas de vegetales, pequeñas empanadas que tenían un toque de curry.
Seguimos con una Shorba e jahangir, o
sea, una sopa de pollo con azafrán
añadido. Como platos fuertes, Bhuna gosht
tandoor, cordero al curry horneado en tandoor
que estaba exquisito y muy suave, al igual que el Malai tikka, un pollo al yogurt especiado con chutney y hecho igualmente al tandoor.
Por último, la joya del día, un Kesar
kulfi (el preferido de Gigi, un orgasmo en la boca), un helado de frutos
secos con un toque de cardamomo y azafrán. Para acompañar esta suculenta y “explosiva”
comida, pedimos cervezas tipo lager Stella
Artois y unos Lassi de mango,
cócteles hechos con pulpa de mango y algún destilado al gusto; para la
digestión, un clásico Masala chai.
La atención por parte del mesero pasó sin pena ni gloria, cumplió con lo necesario. Sin embargo, uno de los dueños - por cierto, son hindús - es quien nos recibió y eso me parece un punto a favor. Al centro de la mesa, no faltaron las salsas tradicionales de la cocina en cuestión y el naan, similar al pan pita o pan sin levadura. Nosotros estuvimos en la parte alta del restaurante, donde algo que me llamó la atención fue un salón con pufs y mesas de centro, algo así como un salón para fumar con hooka, desconozco el verdadero uso del mismo.
La atención por parte del mesero pasó sin pena ni gloria, cumplió con lo necesario. Sin embargo, uno de los dueños - por cierto, son hindús - es quien nos recibió y eso me parece un punto a favor. Al centro de la mesa, no faltaron las salsas tradicionales de la cocina en cuestión y el naan, similar al pan pita o pan sin levadura. Nosotros estuvimos en la parte alta del restaurante, donde algo que me llamó la atención fue un salón con pufs y mesas de centro, algo así como un salón para fumar con hooka, desconozco el verdadero uso del mismo.
Factores en contra: las
presentaciones de los platillos no están bien trabajadas, uno esperaría que por
la zona y el tipo de restaurante fueran mejores, pero la verdad dejan mucho que desear, parecen
de fonda de barrio (sin menospreciar a aquellas cocinitas que tanto hacen el
paro a nuestra herida billetera de mexicano promedio). Tampoco cuenta con
estacionamiento, aunque hay servicio de Valet
parking con costo de $50, pero realmente lo estacionan en la misma calle y teóricamente lo están vigilando.
Resumiendo: si de entrada eres “especial”
con los sabores fuertes mejor no vayas a perder tu dinero, porque no te va a
parecer nada apetecible. Si quieres experimentar sensaciones nuevas, adelante,
estoy seguro que no te va a decepcionar. Es un lugar al cual ir en pareja o familia
en un ambiente relajado, con mucha variedad de platillos en la carta y teniendo
en mente desembolsar una buena cantidad de dinero, aunque considerando que
valdrá la pena. En lo personal, yo tengo que regresar a probar otras
presentaciones de cordero y el muy recomendado arroz al limón.
Rango de precios por persona (sin propina):
$300 - $500
Tarjetas de crédito: Todas
Estacionamiento: No
WiFi: Si
Reservar: Recomendable, mas no
indispensable
Puntaje general: 8.1
* Ubicación: 9
* Instalaciones: 8
* Costo: 8
* Ambiente: 8
* Acceso a personas con
discapacidad: 6
* Presentaciones de los
platillos: 6
* Sabor de los platillos: 9
* Menú: 9
* Servicio: 8
* Higiene: 10
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